Soy la palabra que no espera
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea

El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada

Desde mi ventana

Desde mi ventana

martes, 10 de marzo de 2009

Regresando

Ella camina sola en el mar de los recuerdos,
entre las ataduras, las amarras de los puertos,
nadie le enseño que uno solo se ayuda,
que la autonomía perdura tanto como la voluntad

Bebe de las fuentes más saladas que encontró,
planea mil viajes entre soles donde ya navegó,
sueña con que me aparezca en su ventana
como cada mañana, antes que salga el sol

Y pide perdón cuando se equivoca,
sonríe y casi ni se nota que hasta ayer supo besar,
suspira y lo pide a gritos, casi con toda la boca,
como si se apagara en sus labios la última verdad.

No quiere faros, no quiere madrugadas,
sólo quiere alguien con quien salir a andar

Y yo vuelvo a casa con los pies cansados,
los talones gastados de tanto andar por la ciudad,
con el vaho cansado y ansiando el último beso por dar,
perdido entre los ramos de azar, entre las flores marchitas del hogar.

Y ahora vuelvo y me sonríe con toda la boca
y ahora sí se nota lo bien que sabía besar,
y ahora sí recuerdo la locura, la ansiedad,
la fuerza, la certeza de volver a amar

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